Una Sexualidad para todas las edades
En las últimas décadas, se da una mayor visualización del colectivo de personas mayores en la sociedad. Se han desarrollado diferentes programas que contribuyen a la incorporación y la participación de las personas mayores como sujetos activos en el terreno político, en el mercado del trabajo, en el ámbito educativo y en el terreno cultural, así como en las actividades de ocio y tiempo libre de la sociedad, mejorando su calidad de vida.
Un aspecto poco trabajado en profundidad, debido a los mitos que la condicionan, es la sexualidad, con las vivencias, los aspectos de satisfacción y adaptación al cambio que conlleva esa nueva etapa.
Participar implica interactuar en todas las direcciones. La erradicación de las situaciones de soledad no deseada no es suficiente, la participación implica relacionarse y tener en cuenta tanto la intergeneracionalidad, como el permiso para abrir la puerta a vivencias llenas de afecto, amor, placer, etc.
Los mitos y las imágenes negativas que rodean la fase vital de la vejez y que actúan como represores del modelo–proyecto de vida que implica una sexualidad gratificante, contribuyen a mantener los estereotipos según los cuáles, el amor y la erótica son solo para los jóvenes.
El envejecimiento activo tiene que ir más allá de la participación de las personas mayores en iniciativas solidarias, lectura, manualidades o cocina. La calidad de vida incluye la satisfacción de la misma y la sexualidad no puede ser apartada.
En 1991, la Asamblea General de las Naciones Unidas promulgó una serie de principios sobre las personas mayores; independencia, participación, cuidados, autorrealización, dignidad. A partir de aquí, se trabaja en materias como la salud, la nutrición, la vivienda, la familia, el bienestar social, el empleo y los ingresos, la educación y, de nuevo, se hace caso omiso a la sexualidad. Esa política contribuye a mantener los mitos, los estereotipos y los tabúes.
Desde mi centro de atención sexológica en Ávila, propongo y ofrezco un ciclo de talleres, llamado “Una Sexualidad para todas las edades”, donde se cuida y cultiva el bienestar, trabajando desde una perspectiva distinta basada a la sexología.
El ciclo de talleres es una herramienta de optimización de las oportunidades para mejorar la calidad de vida. Existen numerosas iniciativas que promueven el envejecimiento activo y mi propuesta enfatiza sobre los beneficios desde el campo sexológico. Consiste en juegos y programas presenciales con los que las personas interactúan para evitar la pérdida de sus habilidades cognitivas y activar el autoconocimiento, el reconocimiento del propio cuerpo y sus reacciones durante la comunicación con los demás, desarrollando nuevas formas de decir te amo, me gustas, te necesito, etc.
Un nuevo lenguaje de amor para poder salir del modelo coito – genital – funcional y cultivar las diversas formas de vivir y expresar el afecto y la sexualidad aceptando los cambios corporales, entre otros, en esta etapa de su ciclo vital.
Milena Marinova, Sexóloga.
